La primera revelación.

_____Recuerdo muy bien esa mañana. Estaba en mi casa de infancia, en mi vieja habitación de adolescencia; modificada por la reutilización tras diez años de haberme ido a vivir a otra ciudad.

_____El sol se filtraba suavemente por las rendijas de las ventanas y dibujaba finas lineas doradas en un abanico tibio que me acariciaba el rostro. Afuera, los gorriones cantaban y la brisa mecía suave el fresno del patio. Adentro, yo estaba despertando en la parte superior de una cama cucheta. Abría los ojos de a poco, dejando filtrar un poco más de luz a cada instante.

_____Una semilla -de esas que tienen una larga cola que hace que caigan en forma "de helicóptero"- cruzó la linea de luz de la ventana y brilló por un instante eterno en el que tuve un recuerdo arcaico y ancestral de todos nuestros antepasados despertándose suavemente con el calor del sol. Era una huella antigua, una linea que me enlazaba con todos mis antecesores más lejanos, despertando en una cueva con la tibieza del sol en el rostro y tomando una gran bocanada de aire fresco.

_____En ese momento tuve algo así como un recuerdo de la especie humana; no un recuerdo vivido por mí específicamente sino la sensación de una satisfacción hereditaria generada por un recuerdo común a la especie tras haber sido vivido una y otra vez por miles y miles de generaciones.

_____Una marca genética o biológica que me unió a mis padres, a mis abuelos y a mis bisabuelos y así siguiendo hacia atrás, con todos mis descendientes hasta unirme en una red oceánica de personas que han experimentado la misma sensación agradable de despertar con el sol entibiándoles el rostro.

_____Y en ese mismo momento, sentí que Dios NO existía y que eso era bueno.